martes, 7 de mayo de 2013

Velo


Iba montado en una bicicleta pedaleando sin parar, cada vez más fuerte, buscando mis límites. Intentaba aguantar la respiración pero llegó el momento donde ya no pude más.

El anochecer en el desierto es una experiencia solitaria.

Fui al coche para recoger el bidón que tenía la gasolina, lo rocié en las llantas y volví a pedalear, con el cigarro encendido intente prenderle fuego, pero no funcionó.

Me volví a detener, puse el mechero directamente y volví a pedalear aún más fuerte. Una llanta se reventó, caí en medio de unas piedras, veía como mi brazo izquierdo estaba lleno de sangre.

Cuando volví caminando al coche olvidé porque le prendí fuego a la bicicleta de mi hijo.

Sand