miércoles, 29 de diciembre de 2010

De piratas y luchas sin sentido

La vela volaba por todas partes, la mayor parte del mástil estaba destruida, y el capitán gritaba una sarta de estupideces por nervios o por coraje, los vientos arreciaban y las balas de cañón impactaban justo donde mas daño hacían, pedazos de madera y acero rompían el aire que intentábamos respirar con fuertes bocanadas, cada persona que pasaba a mi lado me pateaba llamándome estúpido esclavo, yo solo intentaba cargar los cañones con las municiones que comenzaban a escasear, mi mente solo podía pensar en hundirme con mi capitán o seguir siendo un esclavo de otro, de pronto, proveniente de los cielos, un rayo partió al capitán, todos quedamos estupefactos ante aquel acontecimiento, temerosos de ser los próximos; la suerte nos estaba jugando una broma; con la lluvia caían las ultimas gotas de sangre de el capitán y las primeras mías por haber sido alcanzado por el filo de la espada del comodoro enemigo, mi oreja caía lentamente al suelo como burlándose de mi y haciendo uso de su nueva libertad, fuera de un cuerpo que la ataba a mis ordenes, el dolor comenzó a correr por mi cuerpo, manteniéndome a flote entre la realidad y la demencia, con un movimiento repentino saque mi cuchillo y lo clave lo mas hondo que pude en las costillas del comodoro, con un hilo de tranquilidad me sonrió y se acurruco conmigo, me pidió lo lanzara al mar y me entrego su espada, voltee hacia los demás mientras veía la lucha encarnecida por la sobrevivencia, eché la ultima mirada al barco en el que fui prisionero por tantos años, con toda la tranquilidad que corría como la sangre en mi oreja, camine por la borda, la lucha continuaba sin tregua y nadie se había percatado que irremediablemente ambas naves se hundirían, tome la última lancha y me monte en ella, alejándome sin prisas mientras remaba en mar abierto con el cuerpo del comodoro como acompañante.

jueves, 23 de diciembre de 2010

umbilicus de babel

Un niño italoamericano de 10 años, 1902, Coney Island, Nueva York.

Un grupo de personas lo detienen, le hablan en Ingles, pero el habla una especie de italo-ingles, lo amenazan de muerte. No más inmigrantes le dicen. El niño no entiende y empieza a llorar, alguien le da un puñetazo en la cara y lo deja semi-noqueado, otra persona lo levanta y saca un revolver, le apunta a la cabeza, el niño no reacciona, varias personas pasan de lado, pero nadie quiere ver, el tipo mueve la pistola y apunta a la oreja , dispara…

Lo suben a un coche y van al puerto, le pagan al encargado de un barco que está a punto de desembarcar…

El niño abre un poco los ojos, alguien grita. Algunas personas le preguntan su nombre pero él no entiende, solo dura unos momentos y se vuelve a desvanecer…

Todos empiezan a bajar del barco, alguien pregunta por el niño y otro señala al dueño del barco, él se encarga, dice alguien en la muchedumbre…

-Roma!!!, Roma!!!, Entiendes!!!, Oye!!, Despierta-, el niño apenas puede sostenerse de pie. El trabajador le reclama a su jefe, -no podemos dejarlo aquí, se lo van a comer en la calle- el Jefe se queda observando al niño, -No podemos llevar muertos en el barco-. Lo bajan

Llega a Roma, pero no entiende que es esto. Nunca había salido de Nueva York, no entiende como es otra ciudad, -Oye niño, hasta aquí llegamos- le dice el encargado del coche en el que va, -Hablas Italiano?- le cuestiona. El niño responde pero nadie le entiende, el niño solo habla las palabras que aprendía aislado en su casa y algunas que aprendía en la calle, a nadie le importa. Lo bajan en una plaza…

El niño coge una manzana y la observa detenidamente, parece que el niño esta hipnotizado. Un golpe muy fuerte en la cara lo despierta. –Tú eres el ladrón que me roba mis frutas-, le dice el dueño de la tienda, -Todos los días te llevas algo, hijo de puta- El niño quiere huir, pero no tiene fuerzas para levantarse y salir corriendo. El dueño continua gritándole –Contéstame!!!, Hablas italiano???- El señor toma la manzana y se la avienta al niño. La manzana queda en el suelo y el señor la aplasta, la manzana se mezcla con el charco en que ha caído. –Ahora sí, es tuya hijo de puta- El señor se va, nadie observa, todos son indiferentes. El niño toma la manzana y se la come…

sábado, 11 de diciembre de 2010

con el dedo indice tomó la hoja del cuchillo con el que cortaba los vegetales que comía diariamente, el cuerpo desnudo de ese joven se enfriaba en la tabla de la cocina. Hizo una incisión justo al lado del ombligo, debajo de la piel solo había una especie de carne, por más que cortaba no encontraba ningún órgano, en ningún momento salia sangre, la desesperación del cocinero no se hacia esperar, tomo el cuchillo mas grande y se acerco a la pierna izquierda, dio un golpe fuerte y el cuchillo solo se hundió, su piel parecía un plástico que no se podía cortar.